Limpio todos los rincones.
Todos.
Quito, cual homicida, los indicios de humedad
y cortantes heridas del hielo abrasador.
Paños de sol cicatrizan
mi eco de silencios líquidos.
Ya están limpios y secos los rincones.
Todos.
Anida ahora el remedio del tiempo,
en un hueco de luz recién lustrado.
Yo…resbalo
por esa luz
en posición fetal.
Y caigo…
desnuda de brillos
vestida de paz,
olvidando ¡la tierra!